Rogelio Salmona, el artífice del renacimiento de Bogotá, basado en ladrillo rojo | Cultura
Aprender de los mejores, comprender las tradiciones que te rodean y adquirir un estilo propio para ponerlo al servicio de la sociedad fueron las claves del éxito profesional de Rogelio Salmona. Con sus construcciones se convirtió en un referente latinoamericano en la historia de la arquitectura y en el hombre que transformó y restauró la capital bogotana de los años oscuros de la violencia y el narcotráfico con obras que se han convertido en un referente mundial.
La carrera profesional de Rogelio Salmona se caracteriza por una fuerte conexión con las raíces y tradiciones latinoamericanas y el contexto urbano y se distingue por el uso de materiales locales como ladrillos rojos y concreto. Su arquitectura siempre ha estado asociada con el paisaje y la luz colombiana y es reconocible por sus formas armoniosas y el respeto por el entorno natural en el que se ubica. De hecho, la construcción de espacios públicos ha sido una constante a lo largo de su obra.
Los arquitectos colombianos más destacados siempre han aceptado las estructuras de ladrillo como justificación de un material nacional que se ha vuelto reconocido en todo el mundo, pero entre ellos Salmona es su mayor representante con el sobrenombre de el transformador de ciudades. De hecho, Rogelio Salmona fue el artífice de la Fundación Pro-Ciudad, una organización dedicada a la protección y desarrollo de Bogotá y otras ciudades colombianas.
Rogelio Salmona nació en París hace 92 años. Nacido de padre francés y madre española, las tensiones políticas y sociales que existían en Europa en la década de 1930 llevaron a la familia a instalarse en la capital colombiana en 1934. El pequeño Rogelio creció en el distrito bogotano de Teusakillo y continuó su educación francófona. a lo largo de su vida siempre se ha identificado como colombiano y tuvo esta nacionalidad.
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Salmona completó su licenciatura en el Liceo Francés de Bogotá y comenzó la carrera de arquitectura en la Universidad Nacional de Colombia, donde estudió durante tres semestres. La llegada del período de violencia conocido como Bogotazo, que comenzó el 9 de abril de 1948 y duró diez años, interrumpió sus estudios. Entonces decidió viajar a su Francia natal, donde trabajó durante casi una década como aprendiz y colaborador del legendario arquitecto suizo Le Corbusier, a quien conoció en un viaje a Bogotá hace años.
Sin duda, los proyectos y viajes de esa época marcaron su perfil personal y profesional. En 1953, exploró el sur de Francia, España y el norte de África, interesado en la historia de la arquitectura. El uso del agua en la arquitectura árabe en España, las construcciones moriscas, así como las centroamericanas precolombinas como Teotihuacan, Uxmal y Chichén Itzá, inspiraron y falsearon su personalidad profesional.
Luego de sus viajes y de todo lo que aprendió con Le Corbusier y Francastel, Salmona regresó a Colombia en 1958, dispuesta a transformar su país a través de la arquitectura. Reanudó sus estudios y en 1962 recibió el título de arquitecto a la edad de 33 años, decidido a cambiar el paisaje urbano de simple a ladrillo, por ejemplo, porque se hace tradicionalmente en Bogotá. También utiliza el agua como elemento de conexión con el medio ambiente, con canales, piscinas y lagos, logrando un estilo armonioso, hoy reconocido internacionalmente como el estilo arquitectónico nacional de Colombia.
Inició su práctica arquitectónica con proyectos de vivienda individual, plurifamiliar y grandes proyectos urbanos, que rompieron con los cánones establecidos en ese momento y esto despertó el interés internacional desde el primer momento. El proyecto más destacado de esa época fue Residencias El Parque (1964-1970), no solo por su arquitectura, sino también por su generosidad en el tratamiento de sus espacios públicos. Conocido como Torres del Parque, es un complejo de apartamentos curvos de ladrillo rojo visto en el centro de la ciudad, que se considera una obra maestra del arquitecto.
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Luego vino la Casa de Huéspedes (1982) en Cartagena, obra influenciada por la arquitectura militar colonial y precolombina, y el Archivo General de la Nación (1991), en la que destacan nuevamente los usos utilitarios y decorativos.
Junto a un grupo de arquitectos contemporáneos, entre los que se encontraban Fernando Martínez, Hernán Vieco y Guillermo Bermúdez, lograron explorar el potencial constructivo y formal del ladrillo hasta convertirlo en la identidad de la capital colombiana, que comenzó a pintar de naranja sus barrios. arcilla.
En obras posteriores como el edificio del posgrado en humanidades de la Universidad Nacional (1998) y la Biblioteca Pública de Virgilio Barco (2001), una de sus últimas obras, Salmona es aquella en la que mejor logró armonizar los espacios dinámicos que se integraron en el medio ambiente. Está ubicado en un parque rodeado de ciclovías y jardines y ha logrado crear un sentido de interacción entre las personas que vivían allí, provocando violencia e inseguridad provocada por problemas políticos.
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La arquitectura de Salmona ha alcanzado reconocimientos nacionales e internacionales, entre ellos el Premio Nacional de Arquitectura Colombiana en 1986, el Premio Príncipe Klaus en 1998, y la decoración para las artes y las letras, otorgada oficialmente por el gobierno. Francés (2007) y, sobre todo, en 2003 se convirtió en el primer latinoamericano en recibir el prestigioso premio Alvar Aalto en Finlandia.
Rogelio Salmona Murió en Bogotá el 3 de octubre de 2007 de cáncer a la edad de 78 años. Con su obra, no solo logró reclamar materiales de construcción locales, sino que también dotó de esplendor a la capital colombiana, que fue calificada como un renacimiento después de la época más oscura de violencia. Este reconocimiento a su aporte a Colombia se ve reflejado en una frase del propio Rogelio al ser consultado sobre la calidad de su obra, a lo que responde que la única forma de saber es esperar, porque “la buena arquitectura se convierte en ruinas hasta que la mala arquitectura va desapareciendo . » El tuyo, sin duda, perdurará.