Fallece José Pérez Francés, el melancólico campeón de ciclismo de España
«Pepe, tienes una forma de llegar a Barcelona», le dijo Julio Jiménez a José Pérez Francés al mediodía del viernes 2 de julio de 1965, y el terrible calor de los Pirineos. De camino a Puymorens, arrancó con el ánimo de Julio Jiménez, que le ayudó a salir, y a Barcelona le quedan más de 220 kilómetros, la única fuga y la gran victoria de Pérez Francés en la 11a etapa del Tour, Ax les Thermes -Barcelona, 240 km.
La ciudad entera, más de un millón de personas, según las crónicas radiales de la época, salieron a las aceras para recibir a su héroe, que pedaleaba por las vías del tranvía de Ferral con su remera rosa Ferry. frente a su casa, en la esquina de Sant Pau, y su restaurante, Las Banderas, desde donde lo recibe su esposa María, y desde la Plaza de España, entre las torres venecianas, ataca la colina de Montjuic, un círculo que recorre tres veces. antes de ganar la etapa con más de cuatro minutos de ventaja. No hay ciudadano barcelonés de aquella época que no recuerde el calor que pasó, dónde estuvo, en qué acera, en qué calle, el día que ganó Pérez Francés, y no hay ningún aficionado que, después de enterarse de la Muerte del gran ciclista, el jueves, en su Barcelona, a los 84, no recuerda ese día. Y sobre el propio Montjuic en su gran triunfo, fue incinerado el viernes por la mañana.
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José Pérez Francés (Peñacastillo, Cantabria, 27 de diciembre de 1936) era tan guapo que en su día se llamaba Rodolfo Valentino, y era tan serio que los franceses le pusieron un apodo. el hermoso cielo, el apuesto hombre lúgubre y lúgubre. Pérez Francés fue sobre todo «un ciclista muy especial y bueno y un buen rival», recuerdan sus compañeros ciclistas de la época, principios de los 60, la primera época dorada del ciclismo español, la de Bahamontes, Poblet, Julio Jiménez, Pérez Francés, Manzaneque … Fue un genio que subió, tercero, al podio del Tour de Francia en 1963 (tras Anquetil y Bahamontes), una gran moto, buena escaladora e inconsistente como su humor y sus caprichos. Su carácter único, que pocos aguantaron.
«No me conocen», dijo, creyendo que no lo trataron con el honor que se merecían. «Una vez me dijeron que si no estás feliz, te vas, y mi padre todavía me espera …»
Se fue de Cantabria a Barcelona, donde se hizo ciclista. Fue profesional entre 1960 y 1969. Compitió en Bic con Anquetil, antes de la llegada de Ocaña, el ciclista al que admiraba tanto como a Anquetil y cómo abandonó las Bahamontes y Poblet, a quien no pudo soportar y con quien pasó. años .sin interlocutor .. Con Julio Jiménez, no, con Julio Jiménez, el relojero de Ávila, el menos arrogante de los campeones, mantiene la amistad hasta el final. Y entre los más jóvenes, se quedó con su compatriota Oscar Freire. Corrió en los ferries de Manzaneke y Bertrand, y en el Cas de Gandarias, López Caryl y Erandon. Ganó tres campeonatos de España como amateur y uno como profesional, dos Setmans catalanes, la Vuelta a Levante y tres etapas en la Vuelta a España, y fue maillot rosa para el Giro de Italia.
Después de enganchar la bicicleta, Pérez Francés siguió saliendo casi todos los días a pedalear con algunos amigos, y en ocasiones alargó la caminata hasta Tarragona para visitar a sus nietos. Para ajustar la bicicleta, siempre visita a su amigo Cisquillo, un hijo al que siempre recuerda Cisquillo, su padre, el mecánico de la selección española, Bahamontes, Copi y los suyos, y en sus conversaciones no había tiempo para no hacerlo así es como Pérez. Francés, luego de caer en un terraplén durante una etapa del Tour, le dijo a Sisquillo que se le había caído el reloj, que era de oro, que podía bajar a buscarlo y dárselo en el hotel. Y así se hizo.
En 2009, la gira volvió a poner el escenario en Barcelona e invitó a Pérez Francés al palco de honor junto a otras grandes figuras históricas del ciclismo español. Fiel a su espíritu y carácter único, el piloto se negó a aceptar la invitación. «Yo estaba con Bahamontes y Poblet. No tengo nada para hablar con ellos ”, le dijo a Lou Martin en una entrevista con EL PAÍS. «Prefiero ir a la cuneta con mis amigos».
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