es falsedad y prevaricación, no represión

El TSJC consideró probado que la suspendida presidenta del Parlament, Laura Borràs, contratos fraccionados en su paso como presidente de la ILC asegura que se beneficia de su amigo Isaías Herrero y de ningún otro que aspire a prestar estos servicios en condiciones de igualdad y libre competencia pública. Y que actuó “con plena conciencia de que estaba encargando unos trabajos y produciendo una adjudicación directa que, prescindiendo de los más elementales requisitos previstos para la contratación administrativa”, favoreció a un amigo Isaías Herrero. En consecuencia, la condena por un delito continuado de falsedad en documento oficial, como inductora de un delito continuado de falsedad en documento mercantil y por un delito de prevaricación administrativa.

La propia sentencia solo recoge un voto particular discrepante qu’considera que no cometió falsedad y que la inhabilitación debería atañer solo a cargos con facultad para contratar. Pero también los magistrados cuyo criterio se ha impuesto incorporan al fallo una solicitud de placer para Borràs relativa a parte de la pena de prisión que supondría, en caso de ser concedido, su no ingreso en la misma. Que una sentencia incluya una petición de indulto parcial no es una anomalía cuando el juez considera que el fallo no puede ser otro aunque la pena pueda ser desproporcionada, pero no deja de ser lamativo el hecho de que en caso como este rodeado de política sea ​​la propia justicia la que traslade al poder político la decisión final sobre la pena un cómplice. Esa misma justicia que la condenada considera parcial y ese poder politico que considera abusivo.

Aunque la sentencia no es firme el fallo tiene implicaciones políticas inmediatas. Borràs debe cesar como diputada, y por tanto, como presidente de la cámara, poniendo fin así a una situación atípica de interinidad que s’maintiene desde qu’en julio pasado fueron suspendidas como consecuencia de la apertura del juicio oral. Sin embargo, su empeño en considerar este un juicio político vinculado al ‘trial’ y su resistir el abandono de la cargapor mucho que los hechos juzgados remonten à una prévia en la que Borràs no tenía un compromiso político explícito y que el origen de la investigación fuera un hallazgo fortuito de los Mossos, no auguran un relevo fácil.

Estaré ahí junta electoral el que acabe desencadenando su cese y su relevo volverá a ser el escenario de un cruce de protesta entre los partidos independentistas agudizados por el clima preelectoral. Pero la carrera política de Laura Borràs puede continuar fuera de las instituciones como presidenta de Junts per Catalunya, aferrada a una laxa interpretación de su condena como ‘la guerra de la ley’algo que el partido ha incorporado a su acervo, aunque algunos de sus compañeros, incluido Javier Trias, candidato a la alcaldía de Barcelona, ​​el han pedido generosidad con el partido. Un sector de la misma es consciente de que carece de sentido que la formación que ha mutado para librarse del estigma de la corrupción acabe teniendo una presidenta condenada por fraccionar contratos para favorecer a una persona próxima, por mucho que se quiera vestir de represión. Pésimas credenciales que ya casi nadie se cree, ni siquiera los propios, que deben deslindar, ya que ella no lo hace, los intereses y aspiraciones personales de la imputada del bien de la formación que preside.

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