Erradicación del hambre, una cuestión de voluntad Red de expertos Planeta del futuro
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Chile es un país que ha mostrado un nivel muy bajo de desnutrición en las últimas décadas: solo el 3.8% de su población padeció hambre entre 2017 y 2019, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Hoy, sin embargo, aparecieron ollas comunes en Santiago, su capital, como consecuencia de la crisis económica provocada por la pandemia del covid-19, ya que de repente muchos chilenos no tenían suficiente comida.
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Las macetas comunes en Chile o las populares en Argentina o Perú son fenómenos urbanos bien conocidos que surgen durante una crisis y en los que los vecinos cooperan para compartir un plato de comida.
Esto está sucediendo no solo en Chile, sino en toda América Latina y el Caribe, una región que ha dado pasos de gigante para erradicar el hambre, pero en los últimos años ha habido un fuerte aumento de la inseguridad alimentaria.
Ya en 2019, alrededor de 48 millones de personas no eran suficientes para satisfacer sus necesidades alimentarias mínimas en la región, según la FAO. Al mismo tiempo, el sobrepeso y la obesidad se han convertido en dos de los principales problemas de salud pública: uno de cada cuatro adultos de la región es obeso. Dado el alarmante aumento de la desnutrición, se ha vuelto urgente emprender acciones de gran impacto y gran escala por parte de todos los actores de la sociedad.
Pero, ¿cuáles podrían ser estas acciones? La respuesta no es sencilla, aunque sin duda la clave está en avanzar hacia una profunda transformación de los sistemas agroalimentarios, razón por la cual el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, ha convocado este año la Cumbre Mundial sobre la Alimentación. Pero impulsar esta transformación tiene una condición: voluntad e innovación política. Se necesitan políticas e instituciones gubernamentales más integrales para abordar la complejidad de los problemas y considerar el empoderamiento de las mujeres y los más vulnerables como una parte central de las respuestas.
Aunque la mayoría de los países de la región son presidenciales, los parlamentos desempeñan un papel de liderazgo en la toma de decisiones del día a día.
Actualmente, más de 500 legisladores de América Latina y el Caribe de diferentes partidos políticos están coordinando la importancia de reconocer el derecho a la alimentación en la agenda pública, tanto en las constituciones como en los órganos legales: este es un parlamentario francés contra el hambre en América Latina y el Caribe (FPH), que cuenta con el apoyo técnico de la Cooperación Española, la Cooperación Mexicana y la FAO.
Solo durante la pandemia, el Frente Parlamentario contra el Hambre ya aprobó más de 20 leyes para crear sistemas alimentarios más sostenibles, saludables e inclusivos.
Solo durante la pandemia, la FPH ya ha promovido más de 20 leyes para crear sistemas de nutrición más sostenibles, saludables e inclusivos, incluida la Ley de Comidas Escolares de Ecuador, las Leyes de Contratación Pública de la Agricultura Familiar de Colombia y El Salvador y el Modelo de Ley Alimentaria de seguridad. y cambio climático de los parlamentos de América Latina y el Caribe (Parlatino).
Hasta la fecha, la FPH ha asistido a 21 congresos nacionales y cuatro parlamentos regionales. En algunas cámaras ha sido reconocida por resoluciones institucionales y los medios de comunicación la han visto como una nueva fuerza política que traspasa fronteras.
Durante las sesiones parlamentarias de hambre cero, uno de sus miembros, el senador chileno Guido Girardi, dijo que las ollas comunes eran un síntoma de un problema mayor «de un sistema alimentario que está enfermo y agravado por la pandemia». El legislador explicó que el hambre y la desnutrición no pueden ser consideradas solo por la lógica del Estado-nación. «Necesitamos tener un acuerdo marco sobre alimentación saludable a nivel internacional, que obligue a los firmantes a perseguir este objetivo», dijo.
Reconociendo esta realidad, en 2021 el Parlamento Europeo, a través de la Asamblea Parlamentaria Euro-Latinoamericana (Eurolat), ya ha expresado su interés en trabajar con la FPH y la FAO para asegurar que la alimentación y la agricultura sostenibles sean vistas como temas estratégicos en los planes de recuperación pandémica. .
A su vez, el Senado español tomó nota del intento de la FPH de establecer una alianza parlamentaria española sobre el derecho a la alimentación.
Lo anterior es una pequeña muestra de lo que se nos ofrece desde América Latina y el Caribe. Si se fortalece, sin duda puede convertirse en una fuerza clave para lograr los objetivos de la próxima Cumbre de las Naciones Unidas sobre Sistemas Alimentarios y la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Luis Lobo G. Es empleado de la Alianza España-FAO para América Latina y el Caribe.
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