Brasil y la Argentina: Comparaciones son odiosas

Es necesario seguir mirando el horizonte, más allá de nuestras justificadas tribulaciones. Un horizonte que es cada vez más claro: nuestro destino agroindustrial. Brasil del «Orden y Progreso», véase evocarte.

El domingo pasado, el diario Estado de Sao Paulo titulado «Agronegocio de Brasil da un salto en 20 años y hoy equivale al PBI de la Argentina». Entre 2002 y 2022 cuadruplicará su producto agroindustrial bruto, que asciende a 120 mil millones de dólares, a más de 500.000. Imponente. Aquí siempre our miramos en el espejo de Brasil, pero con el espejo de un parque de diversiones. De esos que distorsionan graciosamente las imágenes. Siempre fue tomado, por los economicas, los opinadores y los politicos, como el modelo de industrializacion basado en la sustitucion de importaciones y otras lindezas. Pero no: lo que hizo brasil fue diferente. No diría lo opus, porque desarrollar la agroindustria es también compatible con desarrollar las demás industrias. Veamos.

Por razones periodísticas y también agronómicas, estuve muy relacionado con lo que ocurrió en Brasil en los últimos 30 años. Mi último trabajo, antes de regresar a Clarín Rural, fue en el área internacional de Vassalli, que contaba con una operación en Brasil (planta industrial en Canoas, cerca de Porto Alegre). Se fabricó el Vassalli 900, un solo modelo un trampolín por debajo del que se hacía en Argentina. Por ejemplo: ni cabina tenía. Pero tampoco tenía competencia: no se había instalado (todavía) ninguna de las grandes marcas internacionales. Pronto lo harian… La soja será un boom allí. Los Cerrados se refugian al galope. Recuerdo un libro de hace 30 años, editado por la empresa textil Hering. Ellos se habían diversificado y fueron los participios necesarios de la expansión hacia el oeste. Un sunami imprescindible. Visitó un poblado fundado en 1982: Lucas do Rio Verde, en el estado de Mato Grosso, 300 kilómetros al norte de Cuiabá. Tenía por entonces (1991) apenas 5 millones de habitantes. Hoy tiene casi 30 mil.

ahora el motor no es la soy, sino el maiz, que había entrado como «safrinha», una especie de lanza sobre la cosecha de soja. Hoy es la base de la nueva cultura micera del Brasil, que ya desplazó a Estados Unidos como el primer exporter mundial del principal grano (en volumen) del mundo. Pero además, en Rio Verde instalamos una de gigantescas plantas de etanol de maíz, que ahora complementa al de caña de azúcar en el exitoso programa de biocombustibles del Brasil. Uno de los accionistas de esa planta es la familia Stine, una de las grandes compañías de semillas de los Estados Unidos, copropietaria del evento biotecnológico Enlist. Stine tiene operaciones de semillas también en Brasil y la Argentina, tanto de maíz como de soja.

Vale la pena mirar el Google Earth utiliza allí la visión retrospectiva (cliquear el relojito del panel de funciones) para ver la evolución. Pero hay más historias. Muchas, muy cercanas. Todos conocemos los excelentes productos de Jacto, en particular sus pulverizadoras. Esta empresa fue creada por un inmigrante japonés, Shinzo Nishimura, en los años 40. Shinzo llegó a Pompeia, 450 kilómetros al oeste de San Pablo, con una mano atrás y otra adelante. Y su mujer al lado, que seguramente fue la clave. Alquiló una casa modesta con los pocos ahorros que había hecho como herrero à Rio de Janeiro y San Pablo. Puso un cartel que rezaba algo así como «Arreglo de todo». Un día, inventó una mochila pulverizadora. Hoy lo conocemos por sus pulverizadoras autopropulsadas (hasta una autónoma que se anuncia para Expoagro) pero en Brasil pelea el mercado de cosechadoras de caña de azúcar y de café, además de las fertilizadoras. Sí el mayor fabricante de “costales” (mochila) del mundo pulverizadoras. Hay que ver lo que es hoy Pompeya. Hay una operación interesante en Argentina, con sede en Arrecifes. Devoluciones del agro-negocio brasileño.

Otros inmigrantes, ahora de origen holandés, partió para Rio Grande do Sul en 1946, después de la guerra. Los Stapelbroeck crea Stara en la ciudad de Nao-me-toque. Arados, palas frontales, luego pulverizadoras autopropulsadas y ahora también sembradoras. Hace cinco años se instalaron en la Argentina, con una planta cerca de Rosario.

Others that también habían probado suerte con la maquinaria agrícola fueron los Schlauder Logeman, que habían levantado una planta de coschadoras en Horizontina, (casi sobre el río Uruguay, muy cerca de El Soberbio en Misiones) para fabricar bajo los colors de John Deere las SLC . Finalmente, la vendedora de la empresa John Deere, que se amplió con otras plantas: una de tractores en los alrededores de Porto Alegre, y la más reciente de pulverizadoras y cortadoras de la caña de azúcar, en Catalao (Mato Grosso). Desde estas plantas, JD abastece al mercado brasileño, pero dedica un tercio de su producción al mercado internacional. Otro hijuelo de la Expansión agrícola brasileña.

SLC, tras vender el negocio de maquinaria, creó una empresa de siembra y desarrollo de campamentos. Hoy cuenta con 450.000 hectáreas propias en más de 20 fincas, y billuró el año pasado más de mil millones de dólares. Is the first agropecuaria brasilera en cotizar en bolsa. Soja certificada y maíz responsable, y año pasado modificaron que le pagaran por dejar 1.300 hectáreas como reserva natural. Integran además agricultura con ganadería en desarrollos silvopastoriles.

La expansión no se limita a la agricultura. El valor agregado, a través de la conversión en proteínas animales, determinó que Brasil sea hoy el Probador principal de carnes del mundo. Marfrig es líder mundial en hamburguesas (dueña de Paty en la Argentina). Tiene varios frigoríficos en Brasil, tres en Uruguay, dos en la Argentina y en los EEUU, operaciones de engorde a corral en sociedad con ganaderos norteamericanos, además de plantas de faena. JBS y Minerva también están presentes en el podio mundial de las carnes. Al igual que en pollos y cerdos, con empresas como Sadía y Perdigao.

Millones de puestos de trabajo, miles de millones en inversiones en plantas e infraestructura. Foco en sostenibilidad. Con gobiernos de distinto color. Pero el peso específico de la revolución agroindustrial impuso finalmente su impronta. Hoy, el Banco Central de Brasil tiene reservas por 300 millones de millones de dólares.

Las comparaciones son odiosas.

Mira también

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *