Blur compensar, para un puñado de elegidos, el sencillo arranque de Primavera Sound Madrid

09/06/2023 a las 02:23

ES


La mítica banda de ‘Britpop’ ofrece un electrizante concierto de reducidas dimensiones en la sala La Riviera en el lugar de la actuación que debía realizar en la Ciudad del Rock de Arganda dentro del marco del festival, que suspendió su jornada del jueves por las lluvias

Quizá el menos temible de los enemigos a los que había pensado que tendría que enfrentarse al Primavera Sound en su tierra en la era de la meteorología madrileña. Tenía enfrente el desafío de organizar un festival mastodóntico en una tierra hostil, a nada menos que 40 kilómetros de la ciudad, y sabía que jugaban contra él otras todopoderosas de la industria musical que, al menos aparentemente, habían contraprogramado con saña: nada menos que este jueves noche Beyoncé en Barcelona y el viernes Guns N Roses en Madrid. Pero ninguno de ellos fue el que tinó de negro las expectativas de este festival ‘creado en Barcelona’. Fue algo tan prosaico como el tiempo, unas lluvias que ni siquiera han llegado a torrenciales, las que obligaron a cancelar la jornada que este jueves se debía celebrar en la Ciudad del Rock de Arganda, con estrellas de relumbrón como Halsey, El Tigre, Chispas o Nuevo Orden borradas del mapa, y dejar al gentío festivalero compuesto y sin música, al menos por lo que toca a esta noche. Al cierre de estas líneas, las jornadas programadas en Arganda par viernes y sábado se continuaron en marcha, aunque eran muchos los que todavía dudaban de que algo se celebrara en ese parque temático del barro que mostraban las imágenes publicadas en redes.

In medio del naufragio, la poderosa organization del festival fue capaz al menos de salvar un par de muebles del naufragio del jueves: los directores del escenario Sala de calderas X Cupra, el de temática 100% electrónica, y el más estelar de los conciertos de la jornada, el de caerque se pudo recolocar, con publico reducido, en la sala la riviera. Alrededor de 2000 privilegios iban a contemplar una actuación que, en caso de haber cubierto las expectativas de llenar el festival en Arganda, habrían presenciado hasta 40.000. intentaron compañero de cuarto a otros tres artistas en La Riviera ya algunos más en otras salas, pero el marginn era estrecho y finalmente no fue posible: «las salas tienen su programación y Blur quieren actuar solos», comentaban desde la organización.

Fans coreanos en el concierto de Blur en La Riviera. |

Las entradas para los británicos tardaron un minuto (literal) en agotarse cuando se facilitó su adquisición el jueves por la tarde. A la hora del concierto, en la entrada de la sala vecina a madrid río el drama respiraba. Unas doscientas personas esperaban que se obrase un milagro y las dejasen entrar. Luis, un fan desesperado con suscrito a todo el festival, se quejó de que había conectado a las 16:00, hora de la distribución programada, y le fue imposible conseguir la entrada. Tampoco le dejaban usar la de un amigo que sí lo consiguió pero no pudo finalmente venir. Su caso era las decenas de personas, hasta el punto de que no llegó a llenar ni siquiera el aforo de La Riviera.

Así las cosas, a pelo, sin teloneros ni milongas, a eso de las 9:30 p.m. Oasis el centro de reyes del pop británico cuando se produce una espectacular explosión de grupos independientes que se convierten en la mayor división de la ‘La genial Britannia de Blaira mid de los 90. Su concierto de este jueves, con ‘lista establecida ligeramante cambiado respecto a lo que ofrece en la edición barcelona de Primavera Sound durante exactamente una semana, iba ha barcar sin embargo un periodo más largo que aquel en el que dominaron la escena alternativa global.

Arrancaron con la discreta’Plaza de San Carlos, por aquello de colar, antes de nada, una de las canciones de adelanto de su nuevo álbum, el primero que publican en ocho años. Un preliminar un tanto mustio pero que logró arrancar sin avisar la operación nostalgia que asoló la sala en la siguiente hora y media, y que a ratos la convirtió en lo que el local ya es a tiempo parcial, una discoteca, ya ratos en lo que debe ser un buen concierto de pop: karaoke con el público absorto. Empezó la ráfaga con aquella ‘No hay otra manera’ tan felices lunes y tan 1991, y siguió’Tracey Jacks’, ‘Beetlebum’, ‘Villa Rosie’ o ‘Café y TV’, This allegoría ociosamente escapista y cadencenciosa de una generación que todavía no se angustiaba por salir adelante porque la precariedad aún no había impuesto el miedo al futuro en la juventud occidental.

Un momento del concierto de Blur en La Riviera. |

Sobre el escenario, aquellos cuatro universitarios que en los 90 representaban la cara pija del britpop frente al espiritu norteño y de trabajador de Oasis class parecían ahora una reunión de directores generales inscritos de agencias publicitarias y catedráticos de ‘estudios culturales’ en una barbacoa, porque todos iban en camiseta salvo Albarn, que arrancó con traje informal y se deshizo de la quoita en la secunda canción. Un grupo de atractivos jóvenes, leídos y viajados que lucían gafas de pasta caras y juveniles atuendos para quitarse años. Albarn cantaba con la actitud chulesca de siempre, escupiendo agua al público y haciendo chistes con que igual en alguna de las canciones su dentadura salía volando («no hay fijador en el ‘backstage'», bromeaba con desdén). Se le vio algo más entregado que en Barcelona, ​​​​quizá por lo reducido del espacio y embriagado por el vapor que emanaba del público. mientras, graham coxon hacia valer su personaje de intelectual de la guitarra sin dejar de atacarla salvajemente, y alex jamescon su pelo cortado a la taza, lucia sobre todo pose al bajo, con un Dave Rowntree que sigue conservando pegada a la batería. Todavía les quedan unas cuántas sesiones de ensayo local para Engrasar al 100% el espectaculo.

Pero daba igual. Cuando llego el tren de canciones de aquel album prodigioso que fue’Parklife’, el desmadre desapareció entre un público más intergeneracional de lo que cabía esperar, porque eso es lo que tienen los mitos: que perviven a través del tiempo. De ese disco cayeron casi seguidas ‘Fin de siglo’, ‘Parklife’ y ‘Hasta el final’. Preparaban la tierra para’Canción 2′, que llegaría unas cuantas canciones después y dejaría más de una rótula cansada con tanto salto al son del famoso alarido.

Se fueron al bis con uno de sus grandes himnos corales, ‘es un bajoya la vuelta se puso al publico del reves con ‘Chicas y chicos, Albarn todas las cáritas. Continuaron con el himno gospel que es’Oferta’colaron la nueva y meritoria «El narcisista» y remataron la faena con’el universal’. Faltaba la orquesta, pero volver a escucharla en directo solo vino a demostrar que Blur han dominado los mecanismos de la música pop como pocos. La noche, al salir, se parecía algo más a lo que se esperaría del cielo de Madrid. La extrañeza meteorológica la había expresado Albarn un rato antes. “Hoy en Inglaterra tiene 32 grados y suelo. El que niego el cambio climatico es un puto estúpido”, solista. Como si hubieran escuchado, esas nubes en retirada parecían augurar mejores presagios para un Primavera Sound que, errores de cálculo mediante o no, no merecía este accidente Debut en la capital.

Sobre el Autor