su perrita apareció atada a una palmera

Ley. a las 07:46

ES


Junto a su mascota, Cloe, encontraron la maleta y la mochila del hombre, con su ropa, su tabaco y su cartera | Su teléfono se apagó y no ha vuelto a igniter

Complejo atlético, pelo moreno, 1,58 m de altura. Tiene 32 años y desde hace casi un mes No. llama Pablo Lloret Martín, aunque todos los laman Pablito. Años atrás, el apodaron ‘El Bola’ por su gran parecido con Juan José Ballesta, el actor.

Su rastro se pierde juntos en la estación de autobuses de Alicantecerca de puerto, pasado 13 de abril. No ha dado señales ni ha contactado con nadie. Su teléfono no se enciende desde aquel día. «Tenía en la mente marcharse», cuenta su hermana Cynthia a CASO ABIERTO, portal de éxito e investigación de Prensa Ibérica, «pero no así».

Amante de la música, la poesía y el rap, Pablo no atravesaba su mejor momento. «Trabajaba en lo que le iba saliendo», cuenta su hermana, «aunque su pasión era escribir y componer».

uno mis atras

«La última vez que hablé con él fue el 12 de abril», reconstruye su hermana Cynthia. «Era por la noche, y me dijo que iba a pasarse por mi casa porque al día siguiente se iba a ir a Valencia. Llevaba un tiempo diciendo que quería irse. Había tenido problemas con su exnovia, creo que, incluso, tenía pendiente algún juicio y, sobre todo, tenía un problema de adicción”, lamentó.

Aquella noche «vino, preparó la maleta, se duchó y salí con él. Le acompañé hasta la esquina. Me contó que iba a dejar a su perrita Cleo en casa de un amigo, porque no se la podía llevar. Me extrañó… El dije que donde iba. Me habló de un centro de detoxification, que además le había salido un trabajo en el centro, plantando albahaca… No especificado: ‘Ya mañana te llamo y te cuento'». No llamó.Pasó el jueves, también el viernes. «Dije: bueno, me llamará…», recuerda Cynthia. «El domingo vino a casa el chico que se iba a quedar con la perrita. Me dijo que si sabía algo de mi hermano. The disputed que no, su el telefono estaba apagado«, cuenta. «Fue cuando me explicó que mi hermano no había ido a dejarle a Cleo». Surgieron las primeras dudas. «Me dijo: ‘Yo le escribí un mensaje diciendo que ya estaba en casa, que podía traerla cuando quisiera, pero no le llegó; lo llame, tenía el teléfono apagado y ya no sé más». Se encencieron las alarmas.

Pablo nunca se separó de Cleo, su perra de cuatro años. | Cedida por su familia a CASO ABIERTO.

Una cuerda y una palmera

«Mi hermano tampoco no estaba, la perrita. Y él nunca se paraba de ella…», explica Cynthia, «Pensamos que podía estar en algún hospital, que le habian detenido, incluso que estaba en prision«, recuperado.

«Llamamos a la protectora, pensamos que si la perra estaba allí era porque a mi hermano le había pasado algo». Cleo estaba alli. «Me dicen que la perra llevaba ahí desde el día 13, que la habían encontrado en la zona del puerto, donde la estación de autobuses. Estaba atada a una palmera y la police les avisó«.

Cynthia fue a la protectora, reconoció a la perrita y camino con ella por la zona de la estación. «Me llevó al onda del sitio la encontramos atada. Se quedó un rato allí, estaba nerviosa, como diciendo: aquí me separé de mi dueño. Lo buscaba, lloraba, me daba con el morro. Me metió para el parque, se puso a oler…», describe a la mujer. No había rastro de Pablo por ningún sitio. Pusieron la denuncia por su desaparición.

Tu equipo, tu ropa y tu DNI

Arrancó la busqueda. La policía contactó con hospitales, revisa la parte de las detenciones. Nada llevaba a él. Batieron la zona, «unos metros más allá de dónde apareció Cloe nos encontraremos con la maleta y la mochila de mi hermano, con su ropa, su tabaco y su cartera, entre los contenedores de la zona de carga del muelle del puerto. Estaba toda su documentación». Sin rastro de él.

Solicitaron las grabaciones de la estación, las del puerto. Tarde, no estaban ya, las imágenes captadas esos días ya habían sido borradas. «Iniciaron una búsqueda con perros especializados, concluyeron a llevarse ropa de él, utilizaron drones, buzos… No encontramos nada más».

Revisa su mochila, su cartera. «Había un recibo», cuenta Cynthia, «mi hermano había empeñado el anillo de oro -que llevaba siempre consigo- y le habían dado 150 euros. Solo se encuentran 90 euros en la mochila, los otros 60, no sé».

Empeño un anillo

«Pienso en todo, no sé. Lo mismo necesita desconectar y se ha ido. Pero claro, dinero no tiene, si tú empeñas un anillo… ¿el dinero no te lo llevas?». Su mente no se detiene. «Pienso en el centro, en que quisiera buscar una salida, como dijo, y fuera a desintoxicación… Ha aparecido su DNI, no puede ingresar en ningún centro sin documentación«. Piensa en qué le haya pasado algo, también.

Pedro, en diferentes fotos del álbum familiar. | Cedidas por su familia a CASO ABIERTO.

La policía no descarta ninguna hipótesis y mantiene abierta la investigación. «Nos han hablado, incluso, de la posibilidad del suicidio. Él no estaba bien… pero lo de la perrita, lo de Cleo, tampoco encaja. Aparece atada con una cuerda. Una cuerda que no es suya. Non es la correa con la que mi hermano siempre la ha llevado. A la perra la ataron a propósito para que no se fuera detrás de su dueño, no sabemos el motivo: si fue obligado, voluntario o por qué…”.

No entiende la escena, por más que intentó reconstruirla. «Para Pablo separarse de la perra era impensable. Él ha dormido en la calle, literal, por no poder to sleep in a sitio con Cleo porque la perra no podía. will be able to sleep there».

«Nos han llamado diciendo que les ha parecido verlo en Murcia, en Galicia, en Benidorm… pero no ha habido forma de comprobarlo»

Investigación sin cesar. A nivel policial se acota el rastro que pudo dejar su teléfono. «Sabemos que desvió su teléfono a una línea de prepago que tenía la noche antes de desaparecer, pero ambos están apagados». La familia tampoco se lleva a cabo, «nos han llamado diciendo que les ha parecido verlo en Murcia, en Galicia, en Benidorm…, pero no ha habido forma de comprobarlo».

Comparten su foto y esperan noticias. Han intentó reconstruir sus últimos pasos. «Hemos ido a la tienda donde empeñó el anillo». Un anillo que vulve a esta en casa, «hemos pagado lo que pedían por él».

Sensitive, dicharachero, divertido, su mundo estaba cuesta arriba. Del Revés. Consumía desde hace años, pero la pandemia lo desestabilizó. “Volvió de Suecia, dónde funcionó como montador de pistas de pádel, por el tema de la vacuna, los certificados covid y demás…”, recuerda Cynthia, “había dejado las drogas allí, pero al volver recayó”. En casa le esperan todos. Su hermana, su familia, sus amigos, su perrita Cleo. Miran el cajón flamenco que solía tocar a menudo. No suena. Falta el.

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