La Liga Árabe readmite a la Siria de El Asad tras 12 años de suspensión | Internacional
La Liga Árabe ha cerrado este domingo un círculo al anunciar la readmisión de la Siria de Bachar El Asad en la organización. Lo hace 12 años después de suspender su membresía para reprimir la revista popular que había degenerado en la guerra civil internacional que duró hasta nuestros días. En 2011, la gran mayoría de los miembros de la Liga Árabe se alinearon con los rebeldes que trataron de derrocar al presidente sirio. Dos años más tarde, el foro fue más lejos, al conceder el asiento a la oposición, en la primera vez que un movimiento opositor cayó la tribuna en vez del Gobierno. Los acercamientos individuales de Estados árabes en los últimos años han culminado en una decisión colectiva que permitirá a Damasco acudir el próximo día 19 a la cumbre anual de la Liga, en Arabia Saudí.
Siria no ha cambiado de líder desde 2011, pero sí lo ha hecho el contexto. Con la ayuda de Rusia e Iran, el régimen ha logrado dar la vuelta tiene un conflicto que ha causado unos 500.000 muertos y expulsado de sus hogares a más de la mitad de la población, unos 13 millones de sirios. Hoy, controla la mayoría del país y las fiestas más pobladas, por lo que el mundo árabe asume que El Asad ha ganado virtualmente la guerra, que esta atravesando su fase final y que toca con él asuntos que saltan a otros puntos de Oriente Próximo , como el regreso de los refugiados o el tráfico de drogas procedente del país.
La decisión ha sido aprobada por los ministros de Exteriores de los miembros de la Liga Árabe en un encuentro de urgencia a puerta cerrada. Damasco podrá participar desde este domingo «en sus reuniones y en todas sus organizaciones» y tomará «medidas prácticas y efectivas para avanzar gradualmente en la solución de la crisis» generada por el conflicto sirio, como los millones de refugiados en países vecinos, según la declaración. El secretario general de la organización, Ahmed Aboul Gheit, dijo que «la revisión de Siria no significa normalización de las relaciones con los árabes», que es una «decisión soberana que corresponde tomar» a cada uno de ellos.
Jordania, Arabia Saudita, Irak, Líbano y Egipto (una mezcla de países más y menos entusiastas con el acercamiento a Damasco) forman un grupo de contacto ministerial que funciona para vincularse con el Gobierno sirio. Buscará soluciones «paso a paso» en asuntos como la entrega de ayuda humanitaria a Siria tras el terremoto con epicentro en Turquía el pasado febrero, qu’afectó tanto à la parte qua Damasco como a la que está en manos rebeldes. El ministro de Exteriores de Jordania, Ayman Safadi, anunció la semana pasada de que el regreso de Siria a la Liga Árabe sería solo el principio de un «proceso muy largo, difícil y complejo».
Poco después del anuncio, el Ministerio de Exteriores sirio ha publicado un comunicado en el que subraya que la «próxima etapa requiere un enfoque árabe eficaz y constructivo» que sustente en «el diálogo, el respeto mutuo y los intereses comunes de la nación árabe La Campaña Siria, colectivo creado en 2014 para la visibilización de violaciones a los derechos humanos por parte del régimen, calificó en Twitter la lectura de «revés demoledor para la justicia y los derechos humanos» responsable de 12 años de tremendas atrocidades» y «pone el clavo definitivo al ataúd de las esperanzas de libertad y democracia de la Primavera Árabe”, iniciado en 2010 en Túnez.
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Nuevo enfoque
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Una de las claves de la decisión ha sido el restablecimiento, auspiciado por China, de las relaciones diplomáticas entre las dos grandes potencias enfrentadas por la hegemonía regional, Irán y Arabia Saudí, en bandos opuestos en la guerra siria. Riad ha llegado a virando su política exterior y, tras el acuerdo con Teherán, el pasado marzo, subrayó la necesidad de adoptar un nuevo enfoque hacia Damasco. Estados Unidos, que apoya a los kurdos en el norte, está en contra de toda normalización de las relaciones con El Asad y defiende la vía de las sanciones. En la práctica, frente a la mirada más puesta en la guerra de Ucrania o la rivalidad con China, se está dejando hacer, consciente además de la velocidad del proceso.
Durante una década, la mayoría del mundo árabe trató a Siria como un paria y retiró allí sus representaciones diplomáticas. Algunos países apoyan abiertamente a los rebeldes. Al Asad ―cuyas fuerzas han sufrido en decenas de millas de desapariciones y torturas, empleado armamento quimico y lancedo barriles bomba sobre zonas civiles― apenas salía al extranjero.
El viraje comenzó un final de la década pasada, pilotado por Emiratos Árabes Unidos. Tras años de apoyar a los rebeldes, reabrió la Embajada en 2018. El año pasado recibió a El Asad, con quien su ministro de Exteriores, Abdula bin Zayed, ya se ha entrevistado tres veces en Damasco.
El terremoto aceleró el abrazo de regreso al redil árabe. Tras el seísmo, qu’arrancó unas 6.000 vidas en Siria, el sultán de Oman, Haitham bin Tariq Al Said, recibió a El Asad con alfombra roja. Y el rey de Bahrain, Hamad Bin Isa al Jalifa, y el directo egipcio, Abdelfatá al Sisi, lo telefonearon por primera vez. Además, los ministros de Exteriores de Egipto y Jordania hicieron por separado sus primeras visitas a Damasco.
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