España pide a Bruselas que desbloquee el acuerdo con Mercosur  Internacional

España pide a Bruselas que desbloquee el acuerdo con Mercosur Internacional

La ofensiva diplomática española para que Europa vuelva a mirar a América Latina. El presidente Pedro Sánchez pidió a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que desbloquee el acuerdo con el Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) y acelere los pactos con México y Chile para dar una señal política de primera magnitud dada la creciente influencia de China en la región. En una carta firmada el 30 de abril, a la que tiene acceso EL PAÍS, Sánchez destacó la «importancia estratégica» de América Latina, a pesar de la resistencia de algunas capitales a avanzar en la región. Aunque la UE no para de firmar acuerdos en el Pacífico (Vietnam, Corea, Japón y el polémico acuerdo de inversión con China).

Las negociaciones con Mercosur se completaron a mediados de 2019, culminando en un proceso que duró más de 20 años. Este pacto, el más grande jamás alcanzado por Europa, dará acceso al mercado a 265 millones de personas e implicará una reducción gradual del 90% de las barreras arancelarias en un período de 10 años, en una señal política de primer nivel para la región si se une. .a la actualización de los acuerdos con México y Chile. Pero este golpe diplomático, en medio de las tensiones entre Estados Unidos y China, no acabó: el pacto del Mercosur sigue bloqueado por países como Francia, que disfraza su proteccionismo agrícola con justificaciones medioambientales y la reticencia de un grupo de países como Austria, Holanda. , Bélgica e Irlanda. Alemania es más favorable, aunque la canciller Angela Merkel alguna vez planteó «serias dudas» al respecto debido a problemas como la deforestación en la Amazonía. Los acuerdos con México y Chile siguen empantanados en problemas técnicos, aunque existen algunas reservas políticas en el caso de México.

El gran juego es el Mercosur, y España enfatiza este pacto en la carta. Los gobiernos más sensibles, como Austria, no ven el acuerdo de manera positiva, especialmente debido a la falta de sensibilidad ambiental de Jair Bolsonaro en Brasil. España tiene la intención de que la Unión desbloquee el acuerdo (con un impacto en el PIB de 15.000 millones de euros de aquí a 2032) a lo largo de este año con la presidencia portuguesa de la UE. Para superar la resistencia, Sánchez le pidió a Von der Leyen una «propuesta concreta» en el capítulo de desarrollo sostenible y argumentó la «predisposición» del Mercosur al tema. Los vicepresidentes comunitarios Frans Timmermans, en el lado verde, y Valdis Dombrovskis, en el lado comercial, están preparando una propuesta que es aceptable para los 27 y puede incluir una cláusula que suspenda el acuerdo por razones ambientales. Pero la urgencia de España contrasta con el laconismo de otros países, como Francia, que están presionando a Bruselas para que posponga la propuesta.

Calendario electoral

La canciller Arancha González Laya viaja a Brasil esta semana con este acuerdo ceja-ceja. Pero tampoco el calendario preelectoral (Alemania en septiembre y la legislación en Francia unos meses después) apoya la aceleración que busca la diplomacia española. Sería un «grave error» dilapidar la presidencia portuguesa, según España: después llegan varias presidencias de Oriente, con otras prioridades, mientras que Lisboa coincide perfectamente con Madrid en el tema.

La propuesta española permitiría derogar el acuerdo sin necesidad de reabrirlo, según las fuentes consultadas. Pero la dinámica europea es diabólica: la UE firmó el pacto con Mercosur en junio de 2019, hace casi dos años, y pese a la solemnidad de esta firma, que se hizo con fanfarria en grandes ocasiones, la resistencia de varios países es notable. El texto se encuentra en período de revisión legal y traducción a las 24 lenguas de la Unión; luego debe ser ratificado por el Parlamento Europeo y los parlamentos nacionales de ambos lados del Atlántico. Pero primero hay que superar las señales negativas provenientes de distintas capitales. España, Portugal y los escandinavos son los más favorables, pero el frente formado por Francia, Austria, Holanda, Bélgica e Irlanda, junto con Alemania en vísperas de las elecciones -y con los Verdes despedidos en las urnas- lo dificultan . positivo.

La ofensiva española va más allá del Mercosur, con miras a estrechar los lazos entre Europa y una región que ha sido duramente golpeada por el COVID-19 y en plena prosperidad social y política. España también pretende acelerar el acuerdo de modernización global con México, que consta de tres ejes: comercio, inversión y política. Europa es el tercer socio comercial más grande de México y el segundo inversionista extranjero más grande. Pero la actualización del acuerdo genera dificultades: el gobierno de Andrés Manuel López Obrador no plantea las mismas preocupaciones en Bruselas que las de Bolsonaro, pero el retroceso en sectores como el medio ambiente y las energías verdes también ha levantado las alarmas. Europa ha incluido cláusulas sobre transparencia y corrupción y quiere seguir de cerca cuestiones como las materias primas, la energía y el desarrollo sostenible.

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Sánchez exige que von der Layen prepare el pacto «en los próximos meses», a pesar de las dificultades «técnicas»; las fuentes consultadas en Bruselas incluyen corrientes más fundamentales, más políticas. España pretende sortear estos problemas ratificando uno a uno el pacto político, comercial y de cooperación para que la negativa de un país descarrile el pacto: el comercio es una competencia europea y la ratificación por parte del Parlamento Europeo bastaría para activar esta parte., Aunque México prefiere una sola ratificación del acuerdo general.

La Comisión Europea ha priorizado la finalización del Mercosur y México este año: en el caso de Chile, la carta de Sánchez no fija plazos y se limita a decir que las «dificultades» de activarlo se resolverán «pronto». Europa no ve en Chile los problemas potenciales que Brasil está creando en el Mercosur y México, pero Bruselas aún no tiene prisa, a pesar de los llamamientos de Sánchez a otra marcha para fortalecer la «autonomía estratégica» europea.

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