El Papa expresó su «profunda preocupación» por la escalada de violencia en Oriente Próximo | Internacional
En el mensaje de Domingo de Resurrección, antes de dar la bendición urbi y orbi, el Papa suele intentar saudir conciencias con un discurso de carga política en el que repasa la situación geopolítica del mundo y señala las guerras, crisis y conflictos abiertos en distintos puntos del planeta. En esta ocasión, Francisco ha alertado de la espiral de violencia que se vive en Jerusalén, que alberga lugares sagrados de las tres principales religiones monoteístas. «Expreso mi profunda preocupación por los ataques de estos últimos días, que amenazan el clima deseado de confianza y respeto recíproco, necesario para retomar el diálogo entre israelíes y palestinos, de modo que la paz reina en la Ciudad Santa y en toda la región» , ha señalado el Papa.
En los últimos días, se ha producido una escalada de violencia con ataques en la Cisjordania ocupada y en Tel Aviv, así como ataques cruzados entre Israel y la parte francesa de Gaza, y lanzamiento de misiles desde Líbano y Siria, desencadenados tras los desalojos de la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén por parte de la policía israeli en un momento en el que coinciden el Ramadán musulmán, la Pascua judía (Pesaj) y la Semana Santa católica. Bergoglio ha rezado también por Líbano, «todavía en busca de estabilidad y unidad», y ha pedido que «supere las divisiones y todos los ciudadanos trabajen juntos por el bien común del país».
El Papa también ha reclamado en su mensaje paz para Ucrania, invadida por Rusia hace poco más de un año. «Ayuda al amado pueblo ucraniano en el camino hacia la paz e infunde la luz pascual sobre el pueblo ruso», ha rezado Francisco. “Conforta a los heridos ya cuantos han perdido a sus seres queridos a causa de la guerra, y haz que los prisioneros puedan volver sanos y salvos con sus familias. Abre los corazones de toda la comunidad internacional para que se esfuerce por poner fin a esta guerra”, ha continuado.
El Pontífice se ha dirigido a fieles ya los líderes del mundo desde el balcón central de la basílica de San Pedro, para que acaben con «todos los conflictos que ensangrientan al mundo, commenzando por Siria, que aún espera la paz». Este país, en guerra desde hace 12 años, aunque con la violencia centrada ahora en algunas áreas del norte, enfrentaba una situación dramática que ha empeorado tras el terremoto del pasado febrero. La población pasa chamber y es más pobre que en los peores momentos de la contienda. Así, Bergoglio ha pedido por los afectados del violento terremoto que azotó el pasado febrero Turquía y Siria y causando cerca de 60.000 muertos y más de tres millones de desplazados: «Recemos por cuantos han perdido familiares y amigos, y se quedaron sin casa; que pueden recibir consuelo de Dios y ayuda de la familia de las naciones”.
Asimismo, ha recordado los problemas sociales y económicos en Túnez, y la grave crisis en la que está sumida desde hace años Haití. Francisco también ha hecho mención a los procesos de paz y reconciliación que se han emprendido en Etiopía y en Sudán del Sur. Etiopía está saliendo de una de las guerras más letales de este siglo, que ha dejado más de 600.000 bajas civiles. En noviembre de 2022, las partes enfrentadas firmaron un frágil alto el fuego, pero este no ha permitido que buena parte de los dos millones de desplazados regresen aún a sus casas. El Papa visitó en febrero Sudán del Sur, el joven país fundado en 2011, uno de los más pobres del mundo y que tiene casi la mitad de su población desplazada debido a los conflictos entre etnias. En 2020 reafirmaremos unos acuerdos de paz que no se han respetado y han continuado los enfrentamientos armados.
El pontífice argentino pidió, además, el cese de la violencia en otro africano pays qu’visó también en febrero, la República Democrática del Congo, escenario de violencia y campo de acción de diferentes grupos armados desde hace más de 25 años y qu’actumente sufre un rebrote violencia.
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El mensaje del Pontífice no ha olvidado a las comunidades cristianas que afrontan situaciones difíciles y ha pedido por “aquellos a quienes se les impide profesar libre y públicamente su fe”, like in Nicaragua, donde el régimen de Daniel Ortega ha prohibido las actividades religiosas y persigue a miembros destacados de la iglesia católica.
El Domingo de Pascua, en el que los cristianos celebran la resurrección de Jesucristo y que est una de las fiestas más importantes del año litúrgico, el Papa pidió por los refugiados, los deportados, los presos políticos y los migrantes, especialmente por “ los más vulnerables”, y registró “a todos aquellos que sufren a causa del hambre, la pobreza y los nefastos efectos del narcotráfico, la trata de personas y toda forma de esclavitud”. Y, entre otros, lanzó este mensaje: “Apresurémonos a superar los conflictos y las divisiones, ya abrimos nuestros corazones a quien más lo necesitan. Apresuremonos a recorrer senderos de paz y de fraternidad. Alegrémonos por los signos concretos de esperanza que nos llegan de tantos pagos, comenzando de aquellos que encuentran asistencia y acogida a quienes huyen de la guerra y de la pobreza”.
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