El debate político general examina la convergencia del Gobierno valenciano en plena legislatura  Valencia

El debate político general examina la convergencia del Gobierno valenciano en plena legislatura Valencia

A partir de este lunes, las Cortes valencianas están adoptando el debate político general de la Comunidad Valenciana, que servirá de blanco volante tanto para el Pacto Botánico, que llevó al gobierno valenciano a una coalición de izquierdas como al legislativo, dos años después. las últimas elecciones autonómicas de 2019.

El Consell, formado por los socialistas, Compromís y Podemos, llega en un momento difícil, con claras tensiones entre sus miembros, y con el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, con la única intención de centrarse en la situación de la Comunidad tras teniendo la parte más dura la pandemia del coronavirus, que también pasó a desvelar las líneas estratégicas de actuación de Consell: sostenibilidad y lucha contra el cambio climático, fortalecimiento del estado de bienestar de Valencia, dinamización de la economía y creación de empleo, y transformación tecnológica y apuesta por la investigación. Según fuentes presidenciales, los recientes enfrentamientos tras la propuesta de Compromís y Podem de una tasa turística el mismo día en que Puig buscaba al PP en Andalucía como aliado en una solicitud de reforma de financiación autonómica no han cambiado el discurso del presidente. El planteamiento será el mismo, a pesar del enfado que provocó en el líder socialista valenciano que sus socios de gobierno ensombrecieran una reunión en la que venía trabajando desde hace meses.

Los socialistas están atentos a la posición que asumirá Comprom en el debate. Querían llegar allí con un Consejo de Paz. De esta forma, compensaron las dos minicrisis develadas en el último mes con la dimisión del segundo vicepresidente y consejero de Podemos, Rubén Martínez Dalmau y la creación de la primera vicepresidenta, Mónica Oltra, el ministro de Hacienda Vicent Soler y una solicitud de negociar presupuestos de manera global, no a través de consultas. El comunicado «el presidente hará los cambios cuando lo estime necesario», la respuesta de la presidencia a la renuncia de Dalmau, cambió en 48 horas. Lejos de abrir una brecha entre socios gubernamentales, en el caso de Podem, Ximo Puig acordó reemplazar y nombrar a Héctor Illueca sin cuestionar la decisión. Días después, el enfrentamiento fue con Compromís, cuando Mónica Ultra pidió una nueva fórmula para negociar el presupuesto. Luego de 72 horas, Consell aprobó la creación de un comité para discutir las líneas generales de cuentas, según lo solicitado por el vicepresidente. El desafío de la propuesta de impuesto turístico fue una solución peor. Compromís y Podem sostienen que es posible y el PSPV cree que no es el momento. Pero lo que más preocupó a los socialistas fue el día elegido para hacer pública la propuesta, durante la visita de Puig a Sevilla, desvirtuando la alianza alcanzada con el PP andaluz a favor de un nuevo modelo de financiación. «Fue desleal», dijeron fuentes presidenciales. «Lo único que queremos es que no olvide lo que es la gobernanza conjunta», dijeron fuentes de la vicepresidencia.

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El PSPV también es consciente de que con la dimisión de Dalmau ha perdido al aliado más cercano de Podem. La llegada de Illueca, en mayor sintonía con la Coordinadora General Pilar Lima, y ​​la visita de la Segunda Viceprimera Ministra Yolanda Díaz, quien posó y abrazó ostentosamente a Oltra, fueron signos más que suficientes.

El caso es que ambos prefieren un debate tranquilo, sabiendo que la oposición utilizará cualquier fricción, existente o no, para intentar destruir el Pacto Botánico.

La verdadera prueba vendrá después del debate, con la elaboración del presupuesto que se aprobará antes del 31 de octubre. Esto ocurrirá en aquellos días en los que se verá si Botànic se mantendrá bastante estable en un momento clave, en plena legislatura.

La oposición está interesada en el PP, que abre la patrona, María José Catala, de la mano del presidente regional del popular Carlos Mazon. El líder de los valencianos populares no tiene cabida en Cortés, institución que podría servir de trampolín al Catala en caso de que el efecto Mason no funcione. Por ahora, en teoría, el PP asegura que estará focalizado y propondrá medidas concretas.

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