De Chile al mundo: una apuesta por la innovación pública  Red de expertos  Planeta del futuro

De Chile al mundo: una apuesta por la innovación pública Red de expertos Planeta del futuro

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La pandemia del covid-19 ha puesto a prueba la capacidad institucional de todos los países, incluso en los países más desarrollados. En situaciones de crisis, la necesidad de generar respuestas ágiles y sistemáticas tiende a contrastar con estructuras de gobierno rígidas y departamentales que revelan la limitada capacidad de las instituciones.

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Por tanto, la capacidad de los Estados es fundamental para superar problemas sociales complejos, especialmente los de naturaleza social y sanitaria. De hecho, el tratamiento eficaz de las enfermedades que han asolado a la población en otros periodos de la historia se ha superado con creces gracias a la capacidad de coordinación de las instituciones públicas, como la educación, los servicios de salud o el transporte.

Entonces, ¿cómo es posible enfrentar los desafíos actuales si los estados continúan actuando de la misma manera que antes de la pandemia? ¿Se proponen nuevas formas de coordinación que permitan prestar atención a la implementación conjunta de decisiones?

Para comenzar a responder estas preguntas, Chile ha sido pionero en el desarrollo del primer índice público de innovación. Esta iniciativa del laboratorio del gobierno chileno, junto con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), mide la capacidad de innovación de las entidades públicas del estado. Uno de los principales hallazgos de la primera medición del índice es el nivel insuficiente de desarrollo de capacidades que las administraciones deben transformar para brindar mejores servicios a sus usuarios. Las 37 instituciones medidas en 2020 reportan una capacidad promedio de 29,1 puntos sobre un máximo de 100. También hay grandes diferencias entre instituciones: mientras algunas superan los 55 puntos y se convierten en criterios, muchas otras organizaciones tienen menos de 25 en evaluación.

Las 37 entidades medidas en 2020 reportan una capacidad de transformación media de 29,1 puntos sobre un máximo de 100

Si bien los resultados muestran un trabajo inconcluso, las deficiencias más importantes radican en la falta de procesos instalados, donde los experimentos conjuntos permiten lograr soluciones más adecuadas. A esto se suma la necesidad de gobernanza, que incentiva la generación de innovación pública, y la urgencia de establecer mecanismos para una mayor cooperación entre instituciones y ciudadanos.

Entender al estado como un importante proveedor de servicios, más que como un grupo de instituciones que hacen cumplir las leyes o entregan productos de forma independiente, es crucial para llevar a cabo las transformaciones estructurales necesarias. La medición del índice arroja luces alentadoras en esta dirección. Un ejemplo concreto es el diseño e implementación del subsidio al empleo, como una cadena y servicio integral de ocho instituciones públicas, que genera un 80% de satisfacción con la entrega de más de 500.000 subsidios durante la pandemia. Este es también el caso de la simplificación de la burocracia del programa Hoy Nací y soy Fonasa, basado en la interoperabilidad de bases de datos para la inscripción automática de recién nacidos en el seguro público de salud, que benefició a más de 130.000 niños en 2020.

De esta manera, el Índice aparece como una brújula para las autoridades y funcionarios que se encuentran comprometidos en un nuevo tipo de estado, como un servicio para orientar a las instituciones en la implementación de políticas y programas que tienen al ciudadano como parte esencial. Este servicio puede ser replicado en otros países de la región que, como Chile, quieren incentivar la innovación pública para dar saltos de calidad en la prestación de servicios a sus ciudadanos.

Esto será posible siempre que la metodología sea pública y aplicable a cada administración, se desarrolle la herramienta de recolección de datos en una plataforma de código abierto y finalmente se publique toda la sistematización de la capacitación para la transferencia de conocimiento entre países. El paradigma no es ni más ni menos un estado, sino un estado más amigable, ágil y decidido.

Florencia Atademo-Hirt es representante del Grupo BID en Chile y Novela de Joseph Capdeville el director ejecutivo del laboratorio del gobierno chileno.

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