«Se nos parte el corazón»

01/07/2023 a las 09:48

HEC


Mujeres influyentes que lograron huir del país conforman una especie de «consejo de sabias» para ayudar a sus compatriotas

Las mujeres afganas llevan ya cerca de dos años consumiéndose en la más oscuridad completa a la que fueron condenadas por los talibanes desde la toma del país el pasado 15 de agosto de 2020. Obligadas a vestir burka y expulsadas de los centros educativos y la vida pública, viven presas además hogares y su voz parece apagarse lentamente, decreto tras decreto del grupo radical que está al mando del país. Algunas de ellas pueden escapar antes de que fuera demasiado tarde, entre ellas, muchas mujeres poderosas cuyas vidas peligraban probablemente al abrirse paso el radicalismo.

Sus vidas se pausaron, pero no sucedieron lo mismo con su sentimiento de responsabilidad para con sus compatriotas. Muchas de esas voces públicas, activistas y periodistas exiliados son ahora una especie de gobierno femenino alternativo que sigue velando por Afganistán desde el exilio.

Una de las caras más conocidas de esta especie de «consejo de mujeres sabias» formada por seis activistas es la de Fawzia Koofi. Conocida por haber sido la primera vicepresidenta de la Asamblea Nacional de Afganistán, la activista ha seguido trabajando de forma incansable para luchar contra el deterioro político y económico de su país natal bajo el yugo talibán. Su causa, reconocida con múltiples galardones de prestigio internacional, le ha valido amenazas y atentados que han puesto su vida en peligro en multitud de ocasiones.

Aún así, su hecho es muchas veces frustrante. Sobre todo para mujeres como ella, acostumbradas a poder hablar con voz propia y fuerte en la Asamblea Nacional y expulsado y relegado ahora tiene un segundo plano por la dictadura talibán. “Desde fuera tratamos de ampliar y apoyar las voces de esas personas que se atreven a hablar desde Afganistán. Tratamos de establecer contactos con personalidades, políticos y organizaciones para que sus quejas no caigan en saco roto y se puedan concretar en acciones concretas. Hemos creado plataformas para trasladar esos mensajes de la gente a quienes pueden hacer algo por ellos”, explicó a EL PERIÓDICO, del grupo Prensa Ibérica.

Voces fuertes en la distancia

Además de Koofi, el grupo también incluía a un Asila Wardakexdiplomática y una de las fundadoras de la Red de Mujeres Afganas; sofia ramon, exdirectora ejecutiva de la organización juvenil Afghans for Progressive Thinking; en el periodista Anisa Shaheed, una Naheed Fariduno de los parlamentarios más jóvenes ya Mariam Safi, director de la Organización Afgana de Investigación Política y Estudios de Desarrollo. Todas ellas coinciden en el sentimiento qu’estar velando por los suyos en la distancia producelas. «Se nos parte el corazón», explica Ramyar a este diario.

Ramyar encontré ya en Estados Unidos cuando los talibanes legaron à Kabul Por aquellos entonces cursaba a master en el país norteamericano y siguió con intensidad lo que iba ocurriendo, a pesar de la distancia. Ahora, dos años después, formó parte del consejo de mujeres y aprovecha su conocimiento en el mundo de las oenegés y el activismo para tratar de dar form a stratagia de ayuda a personas que siguen atrapadas en Afganistán.

Defensa de los derechos básicos

«Uno de mis principales cometidos es amplificar la voz de las personas oprimidas para que llegue a la Comunidad internacional. Por ejemplo, apoyo a mujeres jóvenes para que participen en debates sobre lo que podrían hacer las mujeres afganas en el contexto actual para cambiar las circunstancias y encontrar formas de defender sus derechos básicos”, cuenta la abogada, que también formó parte de la junta asesora de la ONU Mujeresa la que asesora sobre cuestiones relacionadas con Afganistán.

Todas y cada una de las mujeres que forman parte de este grupo tienen distintas misiones cuyas finalidades convergen. Anisa Shaheed ha dedicado su carrera periódica a un denunciante opresión talibán con ¡ ímpetu y continuar dando voz a la mitad de la población que la perdió con el ascenso al poder del grupo extremista. Esta tarea de representación la ha valido numerosos y prestigiosos reconocimientos. «Quería estar presente donde hubiera un problema, y ​​hacer llegar esa voz y esas noticias», dijo hace un par de meses cuando recibió el premio del Centro Internacional para Periodistas (ICFJ).

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