“Los grandes números pueden ocultar buenas o malas noticias”


PAGrecite la cifra de 3.000 billones, en euros o en dólares. Cuando se trata de la capitalización de mercado de una empresa, todo es ganancia para sus accionistas; cuando se trata de una deuda pública, los contribuyentes y las generaciones futuras tienen motivos de preocupación. Porque los grandes números pueden esconder buenas o malas noticias
Por una curiosa coincidencia de tiempo, el viernes 30 de junio Apple cruzó por primera vez al cierre del Nasdaq los 3.000 billones de dólares de capitalización bursátil, al tiempo que el INSEE anunciaba que el endeudamiento de Francia había alcanzado los 3.013 billones de euros al el final de marzo. ¿Un mal resultado y uno bueno?
Que la deuda se amplíe hasta el 112,5% del PIB es obviamente una noticia tan preocupante como se esperaba. Se ha duplicado desde la crisis de 2008, y la política de «lo que sea necesario» para responder a una crisis vinculada a la pandemia de Covid-19 y al alza de los precios de la energía la ha profundizado. Esto pone en perspectiva las críticas de una izquierda radical que acusa sin pestañear a Emmanuel Macron de doblegarse a la ortodoxia liberal, mientras que Francia ha hecho más para apoyar la actividad que para reducir sus déficits.
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Sentado en una montaña de dinero en efectivo
Lo cierto es que su ratio de endeudamiento es diez puntos superior a la media de la zona euro, en línea con una relación ya difícil con Alemania, que le exige más rigor. En cuanto a su tasa de préstamo a diez años, roza el 3%. “Salir de la deuda es legar a nuestros hijos menos servicios públicos, menos protección social y más impuestos”, acusada la Primera Ministra, Elisabeth Borne. Esto no impide que París rechace cualquier regla automática para reducir la deuda de los «frugales» del Norte.
Para los accionistas de Apple, el umbral de los 3.000 millones de dólares (3.051 millones de euros) es un acontecimiento tan positivo como se esperaba: 1.000 millones adicionales desde enero, 2.000 millones desde 2018, es la garantía de dividendos cada vez mayores. Sentado sobre una montaña de efectivo (170 mil millones), el gigante es el más generoso de Gafam.
El aumento de las tasas de interés y las amenazas de una caída no han hecho nada: abucheadas en 2022, las acciones tecnológicas se han recuperado. Sus planes de despido y sobre todo las promesas de la inteligencia artificial están seduciendo a los mercados. Que las Big Tech pesen mucho en los índices de Estados Unidos y Asia es lógico, pero la valoración global parece desconectada de la realidad económica. “Las expectativas de ganancias son demasiado altas y las valoraciones demasiado altas”, advierte Pimco. Pero es cierto que es la primera gestora global… de bonos.