El Govern acusa al PSC de condicionar los presupuestos a proyectos ajenos a las cuentas
Dijo el presidente de ERC, Oriol Junquerasen una entrevista en EL PERIÓDICO que el Prueba del Algodón que determinará si el Govern puede aprobar los presupuestos de la Generalitat con el PSC sería el compromiso de los socialistas con la reforma de malversación de fondos. El desenlace de esta negociación es cuestión de días, casi los mismos en los que el ‘president’ Padre Aragonès tiene previsto aprobar las cuentas catalanas. Eso sí, si logra cerrar un acuerdo. Porque sus socios potenciales, y muy especialmente los socialistas, avisan de que no está tan claro que ese momento esté cerca. salvador illa no solo ha puesto encima de la mesa la controvertida inversión del macrocomplejo de ocio Piedra dura de Vila-seca y Salou, sino también la amplificación de aeropuerto y, ahora, el cuarto cinturón, proyectos que no solo incomodan a ERC, sino que son rechazados de plano por los ‘comuns’,
Fuentes del Govern advierte que «no se puede mezclar» en la negociación de las cuentas «temas que no son de presupuestos», es decir, que no tendrán un impacto directo en los números que se manejarán para el 2023. Aunque el PSC defiende que sí que se trata de proyectos estrechamente vinculados. En el acto con Pedro Sánchez de este domingo, Illa ha advertido que están solo al principio de la negociación, que ni tan solo han llegado «a la mitad», an sostenido que colisiona con la expectativa del Govern de dar el primer visto bueno al proyecto de presupuestos la semana que viene para que estos aterricen en el Parlament antes de que acabe el año. Con este calendario como objetivo, se ha incrementado el ritmo de reuniones tanto con el PSC como con Junts y los ‘communes’. El acuerdo firmado el lunes pasado con sindicatos y patronos pretendía ser un empujón definitivo a modo de presión sobre los potenciales socios.
Pero Illa no se siente interpelado por esa agenda. De hecho, insiste en que él no es el responsable de que quede la aprobación de las cuentas, puesto que tendió la mano a final de agosto mientras el Govern la ha rechazado de forma sistemática. Por eso ahora, ha advertido, no va a negociar un «golpe de volante» ya «trompicones» con un Executiu al que acusa de «trabajar poco»sin planificación, tener «demasada» agarre y nervios» y una actitud poco ambiciosa y «opaco» que abona la desconfianza. El jefe de la oposición sostiene que en su interlocución económica con el Govern no interfieren otras carpetas, tampoco la mesa de partidos Catalanes, a la que ha vuelto a invocar este domingo. Pero fuentes republicanas aseguran que, aunque no la pongan como condición ‘sine qua non’, los socialistas han colado en las conversaciones el foro de grupos del Parlament que llevan reclamando toda la legislatura y que afean al ‘president’ que no haya cumplido con el compromiso de convocarlo.
Aunque es con los ‘comuns’ con quienes las conversaciones están más avanzadas y se han sellado ya algunos pactos sectoriales en materia energética y transporte, En Comú Podem siguió hurgando en el «poca ambición» que atribuyen al ejecutivo catalán en materia de hola y larga vida. jessica albiach ha elevado los decibelios este fin de semana para advertir a Aragonès de que «no le temblará el pulso» en rechazar los presupuestos si «dan la espalda» a la situación límite en la que encuentra la atención primaria, à la que reclaman que hay what para enviar un 25% de premio del Departamento de Salvación. Consejero’ manual de balcells ha fijado que este hito se alcanzará en dos o tres años.
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Los ‘communes’ aseguran no estar preocupados por el hecho de que el PSC esté plantando una batería de proyectos que colisionan ideológicamente con ellos porque el Govern en ningún momento les ha trasladado que sean una condición para las cuentas. En todo caso oye que es Aragonès quien deberá desmarcarse de esa agenda socialista que también comparte Junts pero que es incompatible con los ‘comuns’. En todo caso, las propuestas de los dos grandes grupos de la oposición ponen en jaca Ejecutar previsiones. Los socialistas dan por hecho que llegará el acuerdo, el quid de la cuestión es cuándo, porque en la fecha también hay interés que chocan. Los unos por encarrilarlo todo antes de comer las uvas. Los otros porque se quieren cobrar caro tantos meses de rechazo.
Llegada la fecha límite que maneja por ahora el Govern, Aragonès puede encontrarse ante la dicotomía de tirar por la calle de en medio aunque no tenga todos los apoyos atados -con el riesgo de toparse con una enmienda a la totalidad que ponga los presupuestos en riesgo- o bien andar con pies de plomo aunque esto suponga asumir que tendrá que retrasar sus aviones. Los que tienen que garantizarle la mayoría le advierten de que, si se da el caso, opte más bien por lo segundo.
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